LA CRISIS SILENCIOSA (1ª parte)

Ha sido un largo periodo de espera y de cambios de todo tipo, pero finalmente estoy de vuelta y esta vez para quedarme…

A lo largo de estos últimos años, estamos asistiendo y padeciendo una serie cambios drásticos y profundas transformaciones en nuestra sociedad y que nos afectan en mayor o menor manera a todos. Y no es menos cierto que debemos aceptar que el “cambio” es un estado de permanencia en nuestra agenda, pero los ciclos entre fases se acortan y eso nos obliga a un esfuerzo de activación mental y física permanente.

Hay cambios y trasformaciones que vemos, percibimos, sentimos o sufrimos. Pero hay otras que ocurren a nuestro alrededor de forma muy sutil, en mundos paralelos y que aparecen de repente, como por casualidad.

Independientemente del tipo de cultura o régimen político que gobierne en cada lugar del planeta, sociedades democráticas, religiosas o dictatoriales, estamos siendo dirigidos por una misión casi “mesiánica” cuya base es la economía del crecimiento y la rentabilidad, sin demasiadas preocupaciones en la sostenibilidad del modelo. La inmediatez prima sobre el largo plazo y el beneficio individual sobre el colectivo.

Este proceso no es nuevo y se viene labrando desde hace décadas. Y su primer foco se centra en las bases: la educación y la formación de niños y adolescentes. Los modelos educativos de la actualidad son casi ancestrales y basados en la lección magistral, cuyo actor principal es el profesor y no el alumno. Desde niños, a los jóvenes se les dirige y forma bajo una fuerte presión de “utilidad a corto plazo”, a cubrir las demandas del mercado inmediatas, independientemente de su vocación, aspiración o misión. Aniquilando de esta forma los sueños de millones de jóvenes. Limitando su creatividad, coartando su imaginación, su espíritu descubridor e inspiración, con la idea de crear maquinas perfectas, con una capacidad mínima de pensar y decidir por ellas mismas.

Nos encontramos pues, en un escenario en el que los jóvenes se ven forzados a dirigir sus objetivos en una única dirección, transformando los procesos y planes educativos y formativos en una herramienta para el desarrollo y crecimiento económico de un modelo “universalmente” aceptado. Lejos de un modelo de desarrollo de sociedad sostenible a largo plazo, inteligente, democrática y respetando los valores “universales”, la ética y el medio ambiente.

Esta transformación, vertiginosa, está produciendo grandes cambios cuyo impacto “global” e interrelacionado no se sometió a un estudio y análisis profundo y absolutamente necesario para analizar sus potenciales consecuencias en nuestra sociedad a medio plazo. Esto puede llevarnos a un escenario de futuro realmente incierto, preocupante, que puede afectar directamente al modelo de democracia y libertades actual. En donde las incertidumbres superan con mucho las previsiones más pesimistas de organismos internacionales.

Estamos viendo como distintos estados nacionales, están descartando deliberadamente en sus sistemas de educación materias, aptitudes, valores, que casi sin advertirlo, son absolutamente necesarias para mantener la viva la creatividad, la imaginación, la diversidad, en fin, viva a la democracia.

Y ante esta situación, asistimos silenciosos sin cuestionar en profundidad el estado de la cuestión: El que y para qué.

Esta crisis o estado de crisis permanente en la que vivimos y que a grupos de interés les interesa que así se perciba por la sociedad, con el fin de mediatizar la toma de decisiones que en una situación “hipotéticamente” asumida como de normalidad no se aceptarían, pone en fuerte tensión y en conflicto la idea de la educación universal.

Una educación concebida como una herramienta para el crecimiento económico —poco o nada preocupado por una reflexión seria, honesta y sensible sobre la equidad en el acceso a la misma y las oportunidades. Por el contrario, la educación debe estar en el ADN de los países y estados, bajo una “Visión” más allá del decálogo político de un partido, ideario político y mucho más allá de acuerdos cortoplacistas entre grupos de interés. Una “Visión” que defina un modelo de país/estado y que entre sus pilares básicos y prioritarios se encuentre la educación y la formación de sus ciudadanos. Una educación que nivele las necesidades de la sociedad con las vocaciones personales, inspirada en valores, la igualdad de oportunidades, el acceso libre y gratuito a la educación deseada, que afronte con decisión las grandes brechas de la sociedad del siglo XXI (digital, envejecimiento, pobreza, conocimiento…) y que permita el modelo de desarrollo humano de una educación liberal, indispensable para cultivar las democracias del mundo global.

Para algunos expertos y estudiosos, en la actualidad hay una fuerte tendencia a considerar que el principal objetivo de la educación es “enseñar” a los estudiantes a ser económicamente productivos, y según parece, las cosas que sí importan son aquellas que preparan a los individuos para acceder a una carrera laboral. Esta visión limitada de la educación, basada en el desarrollo de habilidades rentables, limita considerablemente la capacidad para pensar de una manera distinta, enriquecer el pensamiento desde distintos puntos de vista, criticar a la autoridad y para sentir solidaridad por las gentes que son diferentes o están marginados.

Esta fuerte tendencia a educar en un pensamiento “único” comúnmente aceptado, se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo de nuestras capacidades para tratar los problemas globales complejos aportando soluciones distintas. Limitando infinitamente nuestra capacidad de ser humano libre y con capacidad para pensar y tomar decisiones justas.

Va pasando el tiempo y nos vamos sumergiendo en una especie de burbuja virtual, que a medida que se hace más grande, sus paredes se vuelven más débiles y sensibles. Una burbuja compleja, que no obedece a ningún tipo de reglas físicas ni químicas y que navega sin rumbo, en un espacio cada vez más etéreo e imprevisible.

El impacto de las redes sociales es fundamental, pero cambiante y mutante a la vez. Internet se nos abrió como “un nuevo mundo de oportunidades” para compartir libremente nuestros conocimientos, una oportunidad de democratizar las opiniones y globalizarlas (entre otras muchas cosas). Pero hoy asistimos, que además los medios y las redes se llenan de demagogos y charlatanes de feria, desinformados parlantes generadores de difusos titulares, cuyo único objetivo es obtener una rentabilidad personal a corto plazo sin importarles las consecuencias que esto pueda acarrear para la sociedad, la sostenibilidad del modelo y los logros conseguidos a base de mucho esfuerzo y trabajo a lo largo de décadas.

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Es posible que si hacemos una reflexión macro sobre el nivel de riqueza y su reparto a nivel global, la sociedad se encuentre mucho mejor que hace 50 años. Y si esto es posible, es debido a un mayor reparto de la riqueza sobre el planeta, beneficiándose nuevas clases sociales emergentes en los países en desarrollo.

En apenas 15 años, la pobreza extrema se ha reducido en el planeta del 46% al 22%. Y esto es positivo, sin duda. Y debido mayormente al esfuerzo realizado por los ciudadanos de la Unión Europea, que han contribuido con más del 60% de esta ayuda. (*)

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Pero por otro lado, este beneficio global no se ve reflejado en la medida que aparentemente cabría de esperar desde la perspectiva de los países desarrollados. Esto es, a través del desarrollo de una clase media, con un nivel de formación y cualificación importante y homologado con el de los países desarrollados y por tanto, en disposición de contribuir en mayor medida a la generación de valor añadido local y conseguir la sostenibilidad del modelo en estas nuevas regiones.

Este modelo de crecimiento viene desarrollándose a través de modelos que podríamos definir como “burbujas virtuales”, modelos especulativos y que sólo buscan rentabilidad inmediata, con fuerte inversión en mano de obra poco cualificada, alta competitividad en precios y escasa o nula cobertura social, profesional o educativa. Lo que provoca desajustes sociales importantes, fuerte impacto medioambiental y que se ponen de manifiesto en múltiples formas a lo largo y ancho del planeta.

Hace algunos meses, con motivo de un Congreso Internacional celebrado en Berlín, tuve la oportunidad de compartir mesa con personalidades ilustres del mundo de la política y la economía europea: Wolf Rüdiger Bengs, la Baroness Neville-Jones y Klaus-Peter Willsch entre otros. Debatiendo en “petit comité” sobre cómo afecta la profunda crisis europea a los presupuestos de seguridad y defensa de los distintos países de la Comunidad y las consecuencias que esto puede tener en la sociedad.

Y como suele ocurrir en estos actos, la deriva intelectual tiende a la política primero y a la economía después. En cualquier caso, mi primer motivo de preocupación y consecuente alarma, se disparó ante el terrible y casi apocalíptico mensaje lanzado por alguno de los contertulios sobre el estado de la economía actual y los riesgos inmediatos de inestabilidad en la zona euro y por consecuencia, el impacto a nivel global. Y todo esto ocurrió antes de la “crisis migratoria” en Europa.

Cierto es, que en aquellos meses la percepción y el estado de la Unión Europea estaba siendo vapuleada en sus cimientos. Falta de entendimiento político, falta de ambición europeísta a la hora de plantear grandes políticas unitarias, absoluta falta de liderazgo, falta de rigor a la hora de implantar las medidas estructurales comprometidas en Europa y garantizar su seguimiento y cumplimiento, dualidad en los discursos entre lo que se dice fuera de las fronteras y lo que se hace dentro, visión cortoplacista con mas preocupación por el sillón electoral que por la situación de la moneda única y en consecuencia, el desplome de las economías de los países más débiles.

Si bien, se puede decir que no hubo nada nuevo bajo el sol, si resulta interesante escuchar de primera mano estas reflexiones desde el corazón de Europa, y como se nos ve y percibe desde la distancia. Que por cierto y dicho sea de paso, estamos muy lejos de ver el problema con la misma óptica.

En resumen, la visión de los políticos y los economistas, si bien acaba coincidiendo en el análisis y los motivos de la situación coyuntural, no acaban de aportar soluciones sólidas y serias a largo plazo, más allá de las vagas generalidades que ya todos conocemos de memoria. Pero sin embargo si tendrían un impacto negativo en las políticas de seguridad, defensa y educación en los países de la UE, por las fuertes reducciones presupuestarias. Algo que se puede constatar en estos últimos meses de forma manifiesta a través de las últimas amenazas y ciber amenazas globales, la crisis migratoria, las crisis de identidad europeísta de algunos miembros, los movimientos antisistema y nacionalistas.

Dentro de esta crisis silenciosa, cuyos resultados y evidencias vemos emerger como inmensos icebergs, se producen una serie de daños, nada colaterales, que empobrecen y endeudan a los países de por vida. Desprendiendo de una mínima oportunidad de igualdad a niños y jóvenes que han nacido y vivido en países en permanentes conflictos y/o guerra.

La falta de recursos materiales y humanos para acometer un proyecto educativo “libre”, sólido y sostenible, que permita regenerar a una juventud que no tiene memoria histórica de haber vivido un tiempo de paz. Que no tienen, ni tendrán en años, acceso a los niveles de educación, formación, tecnología, comunicación…de las sociedades avanzada, creando una brecha aún mayor que la imaginada hace años. Unos lugares en donde el ordenador es un objeto más valioso que un coche, y en donde el acceso a internet está restringido a situaciones y localizaciones privilegiadas. Esta desigualdad “extrema” y provocada, es una barrera que bloquea el desarrollo real “global” de los niños y jóvenes del mundo, ante lo que sólo queda imaginación, voluntariado, dedicación y mucho trabajo.

En algunos países, a través de iniciativas “libres y creativas”, han puesto proyectos de educación en pequeñas escuelas o centros a través de antiguos dispositivos móviles, en los que los profesores graban historias, cuentos, lecciones…como mensajes de voz y texto, que es compartido por los niños de escuela en escuela. De esta manera intentan recuperar la ilusión de los niños, las ganas de vivir, de estudiar para ganar la libertad de poder pensar en igualdad de oportunidades, de imaginar un mundo en paz, más allá de las tierras en las que les ha tocado vivir.

“Sería catastrófico convertirse en una nación de gente técnicamente competente que haya perdido la habilidad de pensar críticamente, de examinarse a sí misma y de respetar la humanidad y la diversidad de otros” (El cultivo de la humanidad, 1999). Martha Nussbaum

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El Lider del Siglo XXI ante el «Cambio»

La espiritualidad está en el centro de nosotros mismos y no puede ser algo con lo que nos entretenemos en algunos momentos de nuestro tiempo. Está y debe estar presente en cada actividad y compartimento de nuestra vida.

Siguiendo con el tema de la Nueva Mística Empresarial, en estos días complejos, en los que las noticias nos asaltan y sobresaltan ante una posible recesión en Europa de consecuencias impredecibles, se ponen de manifiesto las distintas actitudes y formas de abordar esta situación por los distintos agentes: líderes políticos, lobbys y grupos de presión, empresarios, directivos, medios de comunicación, etc. Y realmente resulta bastante triste el panorama que se adivina, ante la falta de visión, honestidad y transparencia que transmiten, lo que les anula inmediatamente como lideres capaces de visionar un nuevo escenario de cambio real de la sociedad. Una falta de imaginación, creatividad y valor que les impide visionar un futuro distinto al actual y sólo se buscan salidas o alternativas para volver de nuevo al mismo escenario en el menor tiempo posible. Más vale malo conocido que bueno por conocer…

Cuando las personas que tienen la responsabilidad de tomar decisiones, sean estas del tipo que sean, aunque nos hablen del “cambio”, de una manera insistente, no se refieren al “CAMBIO” con mayúsculas. Esto es, un nuevo escenario con una visión ambiciosa y novedosa, capaz de afrontar los nuevos retos que esta sociedad está demandando de una manera nítida y clara y que ya está cansada de vueltas de tuerca alrededor del mismo “viejo” modelo. El cambio no puede quedarse en un cambio de personas, equipos y cosas. El CAMBIO, es una nueva forma de adaptarse a un nuevo paradigma en un mundo global y con unas estrictas reglas en la Unión Europea, pero que requiere de revisión permanente, valor y riesgo. El CAMBIO, es la rev-evolución constante y permanente, es una actitud diaria ante la vida, es cambiar la rueda del coche en marcha sin que este pare. Y si es necesario, cambiar al piloto y al copiloto tantas veces como sea necesario. Con viejas reglas y modelos que no han sido capaces de aprender de sí mismos, el cambio no existe y además es imposible. Quizás podríamos llamarlo en argot deportivo: rotación. La sociedad del siglo XXI requiere de propuestas acordes a las demandas y necesidades actuales, de la realidad actual, del presente y del futuro. Nunca de un pasado reciente.

Por ello, el autoconocimiento y la autocritica, son valores fundamentales del nuevo líder del siglo XXI. La capacidad de sorprenderse ante el nuevo conocimiento, las experiencias, la necesidad de buscar permanente la verdad y ser conscientes del que el triunfo es algo efímero. Ya que, para el nuevo líder del siglo XXI, cada nuevo proyecto es una puesta a cero del tanteador, un nuevo juego, en el que de nada sirven los triunfos anteriores y eso es ante todo un gran reto. El factor emocional es un valor diferencial importante, enfrentarse a los sentimientos de uno a la hora de tomar decisiones es clave. No es necesario ocultar los sentimientos, sino más bien todo lo contrario, pero de una manera sosegada y sin dramas. Afrontar los miedos y reconocerlos, cualquier situación de cambio nos enfrenta a estos escenarios y no por ello debe impedir la oportunidad de tomar decisiones correctas y visionarias. Asumir cambios es asumir riesgos, es enfrentarse a situaciones desconocidas, enfrentarse al miedo y a los sentimientos de uno mismo, sacando de los valores más profundos las soluciones más visionarias y sostenibles.

El autoconocimiento y la meditación permiten comprender las relaciones de las personas con su pasado, su historia, fortalezas y debilidades, aciertos y errores. De tal manera, que el líder místico del siglo XXI, no se deja llevar por la vanidad ni la gloria efímera, de manera que la forma de afrontar el nuevo presente y el futuro inmediato lo afrontan como un nuevo reto, una nueva situación, nunca afectada por el pasado, aunque este fuera triunfal.

El autoconocimiento necesita de feedback para retroalimentarse y mejorar constantemente. Para ello el líder del siglo XXI, debe estar abierto a la crítica de una forma honesta y sincera, valorando y  respetando las fuentes de esta. En este punto, me vienen a la mente varios casos vividos en distintas empresas.

En una primera, recuerdo como se puso en marcha un proyecto de Innovación que afectaba a toda la compañía. Se explicó a todos los empleados lo importante que era este proyecto, sus características, la metodología de trabajo y se abrió un buzón de Innovación con el fin de recoger las distintas propuestas que cada uno, bien a título individual o en grupo, quisieran proponer.  Al finalizar el periodo de consulta, se crearía un equipo de Innovación que valoraría las propuestas y se daría un premio al ganador, así como la responsabilidad de poner en marcha su proyecto. A lo largo de este periodo, un gerente fue revisando las propuestas de buzón y criticándolas una y otra vez, desacreditando a las personas que se habían comprometido con la idea. Al final, el personal se desmotivó y prefirió desentenderse del programa de Innovación. Cuando desde la dirección de una empresa no se ejerce un liderazgo natural y solo se ejerce la jefatura, los resultados siempre son los mismos.

Por otro lado, en una gran empresa multinacional, se creó un equipo de mejora con el fin de afrontar una difícil situación de futuro y resultados. Aquel proyecto lanzado desde la dirección, pretendía que desde todas las aéreas se identificaran puntos de mejora de cada una de ellas y de las demás. Aquel proyecto nació con una gran motivación y espíritu de autocritica muy elevado, siendo el resultado espectacular. Cada uno había realizado un ejercicio de autocritica tal que les llevaba a identificar los puntos de mejora propios, como los más fuertes valorados por el resto y viceversa. Al no haber afán de competición, estar abiertos a la crítica y ser más exigentes cada uno consigo mismo que el resto, permitió obtener unos resultados muy exigentes y excelentes.

El talento es algo innato en el nuevo líder, así como la capacidad de auto gestionarse y gestionar a las personas y las situaciones. Hoy, desde mi punto de vista, se requiere más que nunca de este tipo de personas, con valores, sentimientos, fortalezas y debilidades, pero ante todo líderes visionarios con capacidad de buscar nuevas vías más sostenibles para la nueva sociedad del siglo XXI.

Carlos J. Ochoa Fernández ©

HORIZONTE DE SUCESOS

Prologo: Nos encontramos ante las puertas de un nuevo paradigma, si…porfin, el siglo XXI empieza a hacer acto de presencia…y las cosas…empiezan a cambiar mas deprisa.

Para adentrate en este horizonte de sucesos, te recomiendo que te relajes, enchufes los altavoces de tu equipo y disfrutes con este tema de Pat Metheny…Are You Goping with me?.

El horizonte de sucesos es una superficie imaginaria de forma esférica que rodea a un agujero negro, en la cual la velocidad de escape necesaria para alejarse del mismo coincide con la velocidad de la luz. Por ello, ningún objeto dentro de él, incluyendo los fotones, puede escapar debido a la atracción de un campo gravitatorio extremadamente intenso.

Tras los pasos de mi anterior articulo, surfeando entre el espacio y el tiempo, llegamos al punto crítico, el punto de no retorno quizás, el horizonte infinito o mejor dicho…el Horizonte de Sucesos.

Tras varias décadas de estabilidad contenible y desarrollo de la sociedad occidental, habíamos perdido la percepción de la realidad a niveles que rallaban casi el sueño imaginario.

A lo largo de este tiempo de desgobierno social, acracia al servicio del capital, las desigualdades han ido produciendo una grieta en el planeta de magnitud incluso superior a la producida por el calentamiento global en los casquetes polares.

El observador del Universo, sentado en su montaña del conocimiento, ve como los agentes de la física y la química interactúan con el Universo y este a su vez, interactúa con nosotros…en búsqueda del necesario equilibrio, sin el cual, la vida en el planeta es muy difícil de sostener, por no decir prácticamente imposible.

Es cierto que la calidad de vida, en cifras globales, ha mejorado notablemente en estos últimos tiempos en todos los continentes. Pero no es menos cierto, que las diferencias actuales son espectaculares y hoy medibles y visibles por todos, sin interpretaciones o manipulaciones.

Ha sido, y creo que es una de las pocas cosas que debemos agradecer, gracias a esta crisis, cuando se han empezado a tambalear los pilares de la sociedad del siglo XX. Y empieza a vislumbrarse un horizonte no visible, pero si perceptible. Estamos ante una situación social, que va mucho más allá de una mera o sofisticada crisis económica.

Lo que se está poniendo de manifiesto a lo largo de estos últimos meses, es que la sociedad, los ciudadanos…los grupos, las tribus, empiezan a estar hartos, cansados, indignados de tanta mentira, manipulación y explotación en beneficio de unos pocos, a los que nadie representan, ni nadie eligió.

Llevamos ya una década de rodadura y la percepción del nuevo siglo XXI, aún no se ha instalado en nuestras mentes o conciencia. Ya es hora…es tiempo del cambio, de un nuevo cambio en busca de un nuevo paradigma, mas solidario y social, trasparente e igualitario. Es la demanda de las nuevas tribus…puedes escuchar su voz, esta vez no en el desierto…en la RED.

Los ciudadanos, bien como individuos, como grupos o tribus, en fin, la sociedad, gracias a los medios, las redes sociales y los canales de comunicación, es libre de comunicar, informar, quejarse y actuar de una manera espontánea, ante la que los poderes establecidos, no son capaces de reaccionar o poner freno. Es un nuevo estado, el ciudadano, el grupo, la sociedad, tiene voz y voto todos los días…y no debe ni puede esperar a quiméricas elecciones o promesas de futuros mágicos y mejores. Lo que está pasando en Oriente Medio, es un claro reflejo de esta situación y el resto del mundo observa…con respeto, con miedo, con cautela, con envidia…expectante, sin saber como reaccionar.

Estamos frente al horizonte de sucesos, la energía es tan poderosa que nos atrapa hacia su epicentro a una velocidad vertiginosa y una vez que se entra en su orbita, no hay salida.

El observador avisa, nos manda señales…solo hay una salida, acelerar. Alcanzar la velocidad de la luz y salir inmediatamente de la orbita de ese agujero negro que todo absorbe por su infinita energía.

Si no se cambia el paso, se acelera a velocidades a las que no estamos acostumbrados y salimos de esta orbita, seremos atrapados en el horizonte de sucesos. Pero hoy, la nave tiene tripulantes expertos y viajeros que pueden tomar decisiones más allá de la queja espontánea o el derecho al pataleo. Y esto es un nuevo escenario que marcará las directrices básicas de la nueva sociedad, por fin…si, del siglo XXI.

Buenas tardes y buena suerte.

Carlos J. Ochoa Fernández (c)

El Director de Orquesta y la Gestión del Talento

A lo largo de estos últimos días, podemos leer en la prensa especializada y seguir en los distintos medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales el gran debate sobre el nuevo modelo de empleo o de relaciones laborales, así como los roles que deben jugar los distintos agentes en este nuevo escenario.

Por otro lado, también se apunta por algunos observadores económicos, si bien con mucha prudencia, que parecen ya existir algunos indicadores de repunte de la situación económica. Produce cierto vértigo leer que estamos saliendo de esta larga y dura crisis, pero la creación de empleo no irá en paralelo a la mejora de la situación económica. O lo que es lo mismo, la salida de la crisis económica, nos dejará graves heridas sociales o una nueva crisis más profunda en la sociedad europea y española en particular, ya que no se creará el empleo destruido a lo largo de estos últimos años.

Evidentemente, ante una situación como ésta, con unos problemas estructurales muy graves y que afectan en mayor o menor medida a todos y cada uno de los agentes implicados, se hace necesario un plan de acción serio, comprometido, con actuaciones estratégicas a corto, medio y largo plazo y desde una perspectiva visionaria de estado.

No existe una receta única para soluciones a problemas de tanta complejidad y gravedad, fruto de políticas desenfocadas y que sólo buscaban el oportunismo inmediato. Pero lo que parece claro, es que aquellos que no fueron capaces de ver  ni adivinar la entrada en el túnel, no son los mejores ingenieros para descubrir, ni tan siquiera mostrarnos la salida del mismo. Ante situaciones extraordinarias, se requieren medidas extraordinarias.

Aquellos que bien me conocen, saben que soy un auténtico apasionado de la música. Desde la escucha activa, a la creación o la interpretación, y es el espacio en el que muchas veces me refugio para buscar las claves a mis incógnitas sin resolver.

La música, arte de combinar sonidos y silencios entrelazados en múltiples formas, expresión sublime del ser humano, cuyo resultado en forma de composición puede hacernos llegar emociones y sentimientos, dibujando en cada uno de nosotros paraísos imaginarios. La música, para ser un arte y ser percibida como tal, requiere que todos los agentes involucrados en el acto de dirigir, interpretar y escuchar, comulguen con un todo, o de lo contrario, las percepciones y resultado final del acto de la interpretación, será un fracaso.

“ Te imaginas asistir a un concierto, al que vas atraído por un excepcional programa, que será interpretado por el mejor elenco de músicos y solistas del panorama musical, y al llegar el director de la orquesta, distribuye los instrumentos entre los músicos de forma aleatoria y sin criterio lógico alguno, las partituras las reparte por orden alfabético sin relación con los instrumentos y el mismo se pone a dirigir con la base de una partitura distinta a la obra en cuestión?.” La percepción del público asistente, no hay que ser un experto musical para adivinarlo, será absolutamente decepcionante al iniciarse el concierto y de total desconcierto a lo largo de la interpretación de la obra.

¿Cómo una orquesta de esta categoría, puede realizar una interpretación tan nefasta?, aquello parece una obra de locos. ¿O quizás sea mas bien una improvisación innovadora, debido al gran genio creativo del director?. Y a partir de aquí, se genera un debate con cientos de interpretaciones sobre lo que cada uno vio, percibió o interpretó. Pero lo cierto y verdad, es que no hay más que un hecho cierto, aquello fue el resultado de una actuación caótica, soberbia, improvisada y con toda falta de profesionalidad de un loco y supuesto “director de orquesta”, ante lo que no caben interpretaciones, pero sí soluciones a adoptar para evitar que se vuelvan a producir situaciones idénticas”.

Lo que resulta realmente triste y preocupante, es ver que en el panorama profesional actual, existen demasiados “directores de orquesta” de este perfil, incapaces de hacer sonar medianamente bien a la mejor filarmónica del universo.

A veces, muchas veces, las hojas nos impiden ver el bosque, y es una lástima que esto ocurra, especialmente en una primavera tan espectacular como esta. Los grandes problemas se afrontan mejor, con pequeñas soluciones, pero mucho más eficaces.

Imaginemos la situación en la que ha quedado nuestra orquesta de grandes intérpretes, pero en la que, además, trabaja un equipo de personal auxiliar importante ante el fracaso de la ejecución de su interpretación. ¿Fracaso profesional?, ¿posible situación de desempleo?, ¿falta de motivación?, ¿autoestima por los suelos?, ¿se cuestiona su formación y profesionalidad?, ¿acaso han dejado de ser buenos y excelentes profesionales por una mala dirección?.

Evidentemente no. El talento de aquellos músicos es extraordinario y serán capaces de afrontar y resolver de forma inmediata la situación y tomar las medidas oportunas para evitar que en un futuro, ésta, se vuelva a repetir. Empezando por la sección de ritmo y percusión, los vientos y las cuerdas, los coros y los solistas, afinando nuevamente cada uno sus instrumentos, eligiendo convenientemente el repertorio y repartiendo convenientemente los papeles para que cada músico aporte lo mejor de sí, de cada grupo o sección y de la orquesta en su totalidad. Siendo el Director, un interprete más, pero con la capacidad de obtener un resultado sinérgico y multiplicar el talento de todos y cada uno de sus músicos por un factor diferencial, que es su propia aportación de valor. El resultado final, será casi mágico para nuestros oídos, ya que nunca aquellos músicos serían capaces de imaginar que el resultado de la interpretación de la obra fuera igual a la suma de cada uno de ellos, sus instrumentos o sección.

Situaciones extraordinarias requieren de soluciones extraordinarias. Es necesaria una visión clara y definitoria del país que somos y del que queremos ser. Qué tipo de productos y servicios requerimos y qué productos y servicios somos capaces de ofrecer, tanto para cubrir las necesidades internas como externas. Y lo que es tanto o más importante, qué tipo de empresas serán capaces de afrontar este reto y con qué profesionales. Alinear la visión con los agentes a todos los niveles, con compromisos serios e ineludibles, trabajar en la formación, especialización y capacitación de los profesionales que deben conformar nuestra nueva orquesta, desde los creadores y compositores hasta los directores, pasando por los intérpretes, es un reto crucial para nuestro país, y no una simple actuación improvisada de maquillaje u “Operación Triunfo”.

Ayer asistí al nuevo proyecto de Pat Metheny, quizás uno de los músicos, creadores, intérpretes, más innovadores y visionarios del panorama musical a nivel mundial. El escenario estaba lleno de instrumentos de todo tipo: percusión, viento, utensilios domésticos, en fin, cientos de dispositivos analógicos, modernos y antiguos; pero allí no había músicos o intérpretes para tocarlos. Sólo estaba él, el Director de la Orquesta e intérprete principal, que desde una guitarra eléctrica y a través de dispositivos analógicos y mecánicos, “disparaba” la acción armoniosa  de todos y cada uno de los instrumentos que le acompañaban. Al comenzar el concierto, Pat se dirigió al auditorio y explicó el funcionamiento de tal artilugio, indicando que cada vez que empezaba un concierto, fruto de su creatividad y de la interrelación con el público, no sabía como terminaría este, si bien tenía un libro de ruta por el que intentaría guiarnos. El resultado fue realmente excepcional e impactante, y la música y el arte invadieron las almas de todos los asistentes.

Un dato y una reflexión para navegantes, Pat Metheny no lleva músicos en esta gira, él interpreta, crea y coordina todos los instrumentos, pero el personal que le acompaña (trabajadores cualificados), para ubicar, afinar, programar y poner en marcha esta gira, es superior al de una gira con su formación habitual en grupo.

PD: Al finalizar esta gira mundial Pat Metheny Orchestrion, inicia una nueva con toda su banda.

http://www.patmetheny.com/orchestrioninfo/

Carlos J. Ochoa Fernández

Innovando en la cadena de valor.

En primer lugar, antes de echarnos a la calle a vender como posesos, como sugieren algunos, debemos replantearnos seriamente nuestra identidad, esto es, cual es la Visión de la Empresa. Una Empresa sin Visión, está muerta, y por ello, vive en una permanente crisis. Si somos capaces de pasar esta primera prueba, no muchos son capaces, debemos cuestionarnos lo más básico » el que?, para que?, a quién?, y por supuesto, como y cuando». Esto parece muy sencillo, pero ante situaciones nuevas y cambiantes, la innovación debe invadir todos y cada uno de los eslabones de la cadena de valor de nuestro negocio.

El mercado cambia, las reglas cambian y el nivel de exigencia en un mercado global, tiende a igualarse, pero está aún muy lejos de ser así. Las exigencias en cuanto a niveles de calidad en el inmenso mercado asiático comparadas con el maduro mercado europeo, son muy distintas y esto incide definitivamente en que empresas pueden competir en uno u otro.

El mercado de las telecomunicaciones ha roto con todas las reglas de la cadena de valor y exige, para ser competitivos, que las empresas establezcan alianzas entre partners y propuestas muy creativas e innovadoras en sus modelos de negocio, buscando en la diferencia y el valor añadido las claves de su éxito.

En el sector de la automoción, el gran reto gira alrededor del coche eléctrico y todo lo que conlleva este nuevo paradigma, en cuanto al futuro nuevo modelo de negocio. Las baterías, su carga y distribución, el consumo, la autonomía, la seguridad, etc. son algunos de los retos que requieren de grandes dosis de I+D+i y a su vez, abren grandes oportunidades de desarrollo.

En fin, no quiero extenderme mas, de momento, pero realmente asistimos a una época muy interesante, de grandes retos, como el crecimiento del mercado asiático, la estabilización de los mercados maduros con necesidades de oferta innovadora alrededor del bienestar y la seguridad, el ahorro de energía y la preocupación por el medio ambiente, o la revolución permanente de internet y su incidencia en mercados completamente revolucionados, como la industria de la música, del cine y del entretenimiento en general.

En esta situación, la reflexión va mucho mas allá de vender, ser valientes, aguantar, etc. Estos mensajes podrían ser validos en décadas anteriores, la necesidad de inyectar motivación y positivismo, parecía suficientemente motivadora como para salir de cualquier situación de crisis, pero hoy aquellas viejas recetas no valen. Ser lideres en innovación, atacar eslabones críticos de la cadena de valor, ser excelentes en la producción e implantación y encontrar la relación perfecta entre valor y dinero, son sólo algunas de las claves, para al menos…subsistir. El resto depende de cada uno.

Buenas tardes y buena suerte.

Carlos J. Ochoa Fernández.

Surfeando la Crisis.

Cada día cientos de empresas y de  jóvenes emprendedores tiran la toalla y deciden refugiarse en los cuarteles de invierno, (aquellos que pueden permitírselo), en lugar de seguir apostando por buscar soluciones creativas en innovadoras para abordar esta situación extraordinario a la que nos estamos enfrentando.

Situaciones extraordinarias, requieren de soluciones extraordinarias y si seguimos haciendo mas de lo mismo o esperamos a que otros nos marquen alguna dirección, el horizonte al que nos enfrentaremos será el mismo y el color de este es cada vez oscuro y la luz requiere de caminar por senderos luminosos.

Disponer de unos indicadores de la empresa en todas y cada una de las áreas de actividad y procesos clave, es fundamental, pero no suficiente. Esto, que duda cabe, nos permitirá tener una diagnosis sobre los grados de productividad a incrementar, los grados de mejora en la eficiencia que podemos conseguir y el nivel de calidad que podemos obtener mejorando los procesos y aquilatando los costes, así como la selección de proveedores mas alineados con nuestra visión y comprometidos con nuestro proyecto.

Pero sin una gran dosis de pasión, inteligencia e innovación, los componentes críticos de un cóctel de éxito, no pasaremos del primer round. Esto es lo que está pasando en un buen número de empresas en la situación actual, que tras pasar a duras penas el ecuador de la crisis, acabadas las medidas correctoras y parcheado el camino en todo lo posible, la visibilidad del futuro pasa de una situación incierta a imposible.

Nos encontramos ante una situación que requiere de nuevas formas de pensar, de actuar, de enfrentarnos a los negocios, de actuar ante los clientes con propuestas mucho mas creativas, arriesgadas y de alto valor real, en las que el cliente pueda tener beneficio a corto plazo. Y en esta situación, cada cual debe encontrar la formula para posicionarse claramente definiendo una propuesta nítida y valorable desde el primer momento. Pero nos enfrentamos a esta situación con modelos estructurales del pasado, queriendo afrontar modelos de negocio mas evolucionados y dinámicos en los que muchas veces las empresas se encuentran con serios problemas de viabilidad, siendo la estructura de costes actual muy superior al modelo de negocio viable, y los perfiles profesionales no se ajustan a las necesidades especificas del modelo de negocio.

Por otro lado, en estas situaciones tan extraordinarias, la gestión del talento, marca una clara diferencia entre las empresas lideres y las que no lo son. Siendo la reducción de plantilla, la parte más habitual en la reducción de costes abordada a corto plazo por las empresas, sin analizar eficazmente todos aquellos componentes que van ligados a esto. La gestión del talento, debe ser la primera asignatura a aprobar a la hora de revolucionar la empresa, alineando los objetivos estratégicos, con los recursos humanos y técnicos, implicando a todos y cada uno de los mismos en la consecución de un logro común. Las nuevas empresas del futuro deben estar conformadas por personal altamente competente, pluridisciplinar, con un nivel de creatividad muy alto, una involucración alta con el proyecto empresarial y por tanto, comprometido y participando en el mismo. De otra manera, esta asignatura quedará siempre pendiente para un nuevo curso, y así no hay proyecto empresarial que abordar.

Las reformas deben empezar por nosotros mismos, afrontarlas con valentía y decisión y a partir de la innovación en la propuesta y la excelencia en la implantación, la diferencia está marcada. Estos son los primeros pasos de un camino realmente apasionante, en el que sólo los valientes tienen cabida.

Un ejercicio que me gusta realizar periódicamente, es revisar la prensa especializada a lo largo de los años y leer las referencias y lideres de los distintos sectores, las recomendaciones y tendencias de los expertos en aquel tiempo y ver que fue de aquellos en el tiempo. En situaciones extraordinarias, hay que ser extraordinario para alcanzar el éxito y sin éxito, no hay salida posible a crisis alguna.

Carlos J. Ochoa Fernández