A lo largo de estos últimos días, podemos leer en la prensa especializada y seguir en los distintos medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales el gran debate sobre el nuevo modelo de empleo o de relaciones laborales, así como los roles que deben jugar los distintos agentes en este nuevo escenario.
Por otro lado, también se apunta por algunos observadores económicos, si bien con mucha prudencia, que parecen ya existir algunos indicadores de repunte de la situación económica. Produce cierto vértigo leer que estamos saliendo de esta larga y dura crisis, pero la creación de empleo no irá en paralelo a la mejora de la situación económica. O lo que es lo mismo, la salida de la crisis económica, nos dejará graves heridas sociales o una nueva crisis más profunda en la sociedad europea y española en particular, ya que no se creará el empleo destruido a lo largo de estos últimos años.
Evidentemente, ante una situación como ésta, con unos problemas estructurales muy graves y que afectan en mayor o menor medida a todos y cada uno de los agentes implicados, se hace necesario un plan de acción serio, comprometido, con actuaciones estratégicas a corto, medio y largo plazo y desde una perspectiva visionaria de estado.
No existe una receta única para soluciones a problemas de tanta complejidad y gravedad, fruto de políticas desenfocadas y que sólo buscaban el oportunismo inmediato. Pero lo que parece claro, es que aquellos que no fueron capaces de ver ni adivinar la entrada en el túnel, no son los mejores ingenieros para descubrir, ni tan siquiera mostrarnos la salida del mismo. Ante situaciones extraordinarias, se requieren medidas extraordinarias.
Aquellos que bien me conocen, saben que soy un auténtico apasionado de la música. Desde la escucha activa, a la creación o la interpretación, y es el espacio en el que muchas veces me refugio para buscar las claves a mis incógnitas sin resolver.
La música, arte de combinar sonidos y silencios entrelazados en múltiples formas, expresión sublime del ser humano, cuyo resultado en forma de composición puede hacernos llegar emociones y sentimientos, dibujando en cada uno de nosotros paraísos imaginarios. La música, para ser un arte y ser percibida como tal, requiere que todos los agentes involucrados en el acto de dirigir, interpretar y escuchar, comulguen con un todo, o de lo contrario, las percepciones y resultado final del acto de la interpretación, será un fracaso.
“ Te imaginas asistir a un concierto, al que vas atraído por un excepcional programa, que será interpretado por el mejor elenco de músicos y solistas del panorama musical, y al llegar el director de la orquesta, distribuye los instrumentos entre los músicos de forma aleatoria y sin criterio lógico alguno, las partituras las reparte por orden alfabético sin relación con los instrumentos y el mismo se pone a dirigir con la base de una partitura distinta a la obra en cuestión?.” La percepción del público asistente, no hay que ser un experto musical para adivinarlo, será absolutamente decepcionante al iniciarse el concierto y de total desconcierto a lo largo de la interpretación de la obra.
¿Cómo una orquesta de esta categoría, puede realizar una interpretación tan nefasta?, aquello parece una obra de locos. ¿O quizás sea mas bien una improvisación innovadora, debido al gran genio creativo del director?. Y a partir de aquí, se genera un debate con cientos de interpretaciones sobre lo que cada uno vio, percibió o interpretó. Pero lo cierto y verdad, es que no hay más que un hecho cierto, aquello fue el resultado de una actuación caótica, soberbia, improvisada y con toda falta de profesionalidad de un loco y supuesto “director de orquesta”, ante lo que no caben interpretaciones, pero sí soluciones a adoptar para evitar que se vuelvan a producir situaciones idénticas”.
Lo que resulta realmente triste y preocupante, es ver que en el panorama profesional actual, existen demasiados “directores de orquesta” de este perfil, incapaces de hacer sonar medianamente bien a la mejor filarmónica del universo.
A veces, muchas veces, las hojas nos impiden ver el bosque, y es una lástima que esto ocurra, especialmente en una primavera tan espectacular como esta. Los grandes problemas se afrontan mejor, con pequeñas soluciones, pero mucho más eficaces.
Imaginemos la situación en la que ha quedado nuestra orquesta de grandes intérpretes, pero en la que, además, trabaja un equipo de personal auxiliar importante ante el fracaso de la ejecución de su interpretación. ¿Fracaso profesional?, ¿posible situación de desempleo?, ¿falta de motivación?, ¿autoestima por los suelos?, ¿se cuestiona su formación y profesionalidad?, ¿acaso han dejado de ser buenos y excelentes profesionales por una mala dirección?.
Evidentemente no. El talento de aquellos músicos es extraordinario y serán capaces de afrontar y resolver de forma inmediata la situación y tomar las medidas oportunas para evitar que en un futuro, ésta, se vuelva a repetir. Empezando por la sección de ritmo y percusión, los vientos y las cuerdas, los coros y los solistas, afinando nuevamente cada uno sus instrumentos, eligiendo convenientemente el repertorio y repartiendo convenientemente los papeles para que cada músico aporte lo mejor de sí, de cada grupo o sección y de la orquesta en su totalidad. Siendo el Director, un interprete más, pero con la capacidad de obtener un resultado sinérgico y multiplicar el talento de todos y cada uno de sus músicos por un factor diferencial, que es su propia aportación de valor. El resultado final, será casi mágico para nuestros oídos, ya que nunca aquellos músicos serían capaces de imaginar que el resultado de la interpretación de la obra fuera igual a la suma de cada uno de ellos, sus instrumentos o sección.
Situaciones extraordinarias requieren de soluciones extraordinarias. Es necesaria una visión clara y definitoria del país que somos y del que queremos ser. Qué tipo de productos y servicios requerimos y qué productos y servicios somos capaces de ofrecer, tanto para cubrir las necesidades internas como externas. Y lo que es tanto o más importante, qué tipo de empresas serán capaces de afrontar este reto y con qué profesionales. Alinear la visión con los agentes a todos los niveles, con compromisos serios e ineludibles, trabajar en la formación, especialización y capacitación de los profesionales que deben conformar nuestra nueva orquesta, desde los creadores y compositores hasta los directores, pasando por los intérpretes, es un reto crucial para nuestro país, y no una simple actuación improvisada de maquillaje u “Operación Triunfo”.
Ayer asistí al nuevo proyecto de Pat Metheny, quizás uno de los músicos, creadores, intérpretes, más innovadores y visionarios del panorama musical a nivel mundial. El escenario estaba lleno de instrumentos de todo tipo: percusión, viento, utensilios domésticos, en fin, cientos de dispositivos analógicos, modernos y antiguos; pero allí no había músicos o intérpretes para tocarlos. Sólo estaba él, el Director de la Orquesta e intérprete principal, que desde una guitarra eléctrica y a través de dispositivos analógicos y mecánicos, “disparaba” la acción armoniosa de todos y cada uno de los instrumentos que le acompañaban. Al comenzar el concierto, Pat se dirigió al auditorio y explicó el funcionamiento de tal artilugio, indicando que cada vez que empezaba un concierto, fruto de su creatividad y de la interrelación con el público, no sabía como terminaría este, si bien tenía un libro de ruta por el que intentaría guiarnos. El resultado fue realmente excepcional e impactante, y la música y el arte invadieron las almas de todos los asistentes.
Un dato y una reflexión para navegantes, Pat Metheny no lleva músicos en esta gira, él interpreta, crea y coordina todos los instrumentos, pero el personal que le acompaña (trabajadores cualificados), para ubicar, afinar, programar y poner en marcha esta gira, es superior al de una gira con su formación habitual en grupo.
PD: Al finalizar esta gira mundial Pat Metheny Orchestrion, inicia una nueva con toda su banda.
http://www.patmetheny.com/orchestrioninfo/
Carlos J. Ochoa Fernández