¿Y si imaginamos un escenario de futuro, en donde todo lo que visualizamos ya está aquí? ¿No deberíamos repensar el pasado, reimaginar el futuro y afrontar este reto de una manera creativa y enriquecedora? ¿Porque nos obsesionamos con negar la evidencia?
¿Y en este escenario, real y que nos rodea, como afrontamos la educación de nuestros hijos? ¿Desde un punto de vista tecnológico, moral y ético? ¿Estamos preparados para ello? ¿O simplemente creemos que no va con nosotros?…
Hoy en día, basta con visitar fabricas (Tesla, Amazon…) y verlas llenas de robots, oficinas dotadas de inteligencia artificial, procesos automatizados y nuevos modelos de negocios disruptivos que rompen las reglas establecidas.
En definitiva, un nuevo escenario impredecible, en donde la incertidumbre es constante y nos debe preparar para hacerla frente con variables nuevas que aporten certidumbre a nuestras decisiones. Una nueva economía que se dibuja bajo nuevas reglas y relaciones empresariales, en donde la mayoría de las personas trabajan en red y de forma autónoma.
Este nuevo escenario, emergente en algunas sociedades y más consolidado en otras, no puede analizarse de forma aislada, ya que perdemos el foco real de lo que está pasando. Si nos alejamos a vista de dron, veremos un panorama general más real de lo que nos imaginamos.
La evolución e impacto de la tecnología, la evolución demográfica, los nuevos empleos y demandas profesionales requeridas por este nuevo modelo que ha ido surgiendo de la post-crisis, recupera todo el sentido gracias a las interconexiones. La red ha sido el gran detonante de este modelo, eliminando barreras y emergiendo una sociedad de pequeños Davides, capaces de hacer frente a grandes Goliats en cualquier lugar del planeta. Y esto está marcando las reglas no escritas de este nuevo escenario impredecible.
Todas aquellas actividades rutinarias y carentes de valor podrán ser realizadas de una u otra manera por maquinas, robots y con la ayuda de la inteligencia artificial, de una manera mucho más eficaz y productiva. El valor de la mano de obra se reduce al mínimo, y además sin horario. La capacidad de producción se multiplica exponencialmente.
Entonces, en este punto nos cabe la reflexión fundamental, ¿qué papel debemos o podemos jugar los humanos? ¿Y cómo nos debemos preparar y formar para ese nuevo escenario, real e impredecible? Y lo que es más importante, ¿Cómo garantizar que los modelos de aprendizaje, educación y formación evolucionen conforme a la demanda actual y además sea sostenible?. Y como adaptarnos a la evolución demográfica, ya que a medida que la fuerza laboral global crezca, sea más joven y más diversa, ¿cómo tendrán que adaptarse los líderes y la cultura de las organizaciones? Y ¿cómo adaptar a las generaciones más mayores a estos nuevos retos y que papel pueden jugar?
Ante un escenario de incertidumbre, que va más allá del mero cambio cultural o la transformación digital. Es necesario aportar certidumbre y soluciones realistas, que permitan mejorar a la sociedad en su conjunto, beneficiarse de este impacto tecnológico. Esto lleva consigo la necesidad de reimaginar las relaciones laborales, la formación permanente y continua y la revisión del emprendimiento y autoempleo.
Todo ello conlleva así mismo el reimaginar nuestro futuro lugar de trabajo, como nos comunicamos, nos desplazamos, las relaciones con socios, compañeros y clientes, incluso las relaciones globales con partners globales. El acceso a grandes cantidades de datos, su análisis y utilización de manera eficiente y rápida, será un factor diferencial a la hora de tomar decisiones. Así como el empleo de tecnologías avanzadas, como la VR/AR en prácticamente todos los sectores de la industria, integrada con otras tecnologías igualmente emergentes. Para lo cual hay que prepararse rápidamente o nos quedaremos fuera de juego, estableciéndose una brecha digital y ruptura del sistema, de graves consecuencias.
La innovación, la educación y la formación juegan hoy en día un factor crítico de éxito para el desarrollo de la sociedad que quiera ser competitiva para mantener sus estándares de bienestar en el futuro inmediato.
Llevamos años inmersos en el futuro inmediato, pero si bien la velocidad es evidente que marca la evolución de la sociedad, la diferencia del momento actual con el pasado es la aceleración. Y en este punto es donde se diferenciarán las sociedades modernas y adaptadas a las que se irán envejeciendo y perdiendo sus estándares de calidad.
Es el tiempo para el cambio, ya. No podemos perder mas tiempo.
En ONE Digital Consulting trabajamos en la transformación y formación de las empresas a este nuevo escenario. Somos miembros de la VR/AR Association y Co-Chair del Industry Committee of Education.
Carlos J. Ochoa Fernández ©