La Realidad Virtual se ha convertido en el nuevo «Big Bang» de la innovación tecnológica y lleva rumbo de convertirse en otra «Nube Explosiva«, si no lo remediamos a tiempo. Cuando el “mundo” de las nuevas generaciones descubre algo novedoso, “lo último” lanzado por el “mundo” de la industria, epata y se deja llevar por imágenes, experiencias virtuales, anuncios…y olvidan filtrar y analizar toda esa información, procesarla convenientemente y ponerla a la disposición de su cerebro, para que de una manera inteligente aporte valor a su vida.
Si, desgraciadamente nos hemos convertido en una sociedad que se mueve a modo de impulsos, titulares y tweets y todo lo demás es información que sobra. Nuestro buffer sólo es capaz de procesar 140 caracteres y los 10 primeros segundos de un video en YouTube.
Aquel que dijo “que la información no ocupa lugar”, era un auténtico ignorante. Ya que el gran reto de la sociedad tecnológicamente avanzada, es almacenar, procesar, analizar y operar las grandes bases de información y convertirlas en datos de valor. E insisto, “VALOR”; no toda la información tiene valor, ni todo dato es susceptible de convertirse en información para crear valor.
Y con la innovación y las nuevas tecnologías y su aplicación en el día a día, ocurre algo muy parecido. Inteligencia artificial, digitalización, fotogrametría digital, robótica, realidad virtual…son conceptos del siglo pasado, en los que algunos hemos estado investigando y desarrollando durante años. Aplicando nuestros conocimientos y experiencias en distintos sectores y ámbitos de nuestra vida.
Y sin embargo aparecen hoy en día ante nosotros como los estandartes de la nueva revolución tecnológica. Reivindico la “memoria histórica”, la necesidad de estudiar en las escuelas y centros educativos, la evolución de la sociedad y en paralelo el impacto de las tecnologías en ella, aprender del pasado y afrontar los retos del futuro con imaginación y creatividad.
En particular, en el sector de la Realidad Virtual, algo que parece que está de moda total, el gran avance en los últimos años, ha venido de la mano del desarrollo de los dispositivos móviles. La oportunidad de poder disponer de soluciones complejas en un entorno móvil, sencillo, de fácil manejo y precios razonables. Esto es, innovación disruptiva en los terminales y democratización del acceso a aplicaciones, hasta ahora sólo accesibles a través de sofisticados dispositivos de hardware y software avanzado.
Pero lo que sin duda se convierte en una oportunidad, puede revertir en un gran fracaso si no se comprende y adapta convenientemente la tecnología a los entornos de uso o aplicación.
A lo largo de estos dos últimos años, hemos estado desarrollando aplicaciones para el sector educativo, turístico y artístico, basándonos en nuestros más de 15 años de experiencia aplicada y participación en proyectos de I+D europeos. Y vamos realizando nuestra labor de “misioneros avanzados”, explicando la tecnología, formando a usuarios en el manejo eficiente de la misma y presentando los beneficios y valores que aporta en los distintos ámbitos de aplicación.
La respuesta que encontramos habitualmente es de asombro, sorpresa…y en muchos casos de incredulidad ante lo que ven y pueden trasladar a su mente con un poco de imaginación y creatividad.
Por otro lado nos encontramos con otro grupo de usuarios, teóricamente algo experimentados, que cuando observan nuestras experiencias y proyectos, se sorprenden de una manera singular y particular…Se quitan lentamente el dispositivo de la cabeza, nos miran…y nos dicen con asombro…·esto es otra cosa”…y yo les pregunto, ¿ qué es otra cosa?…¿qué es lo que habías experimentado hasta ahora?…pero, esto será muy caro?, insisten, no?…
Y descubres, con cierta preocupación, que no sorpresa, que han experimentado algo, que realmente no sabría cómo calificar…” malas experiencia o malas prácticas”, a través de un “dispositivo” por llamarlo de alguna manera. Caja de cartón, con lentes de plástico y con un móvil sin “giróscopo” ni “acelerómetro” …sin resolución suficiente para el fin que pretende…etc. En definitiva, algo parecido a las gafas de diapositivas que nos vendían el siglo pasado en las puertas de las iglesias y monumentos de las ciudades, para pasar fotos con el dedo.
Esto no es tecnología avanzada, es más, no es tan siquiera tecnología, no es Realidad Virtual, no es SERIO. Y desde grandes multinacionales, se fomenta el uso de dispositivos muy dañinos para niños de corta edad, que además de no cumplir con unas mínimas normas de sanidad, no cumplen con la misión, ni objetivos que pretenden cumplir, según su publicidad. Internet está lleno de videos y fotos de niños menores, sentados en sus pupitres, mirando fijamente una pantalla de cartón, tras la cual, nadie sabe lo que pasa…o quizás si…eso no parece divertido, más bien un castigo ¡!!
Según algunas encuestas realizadas en centros escolares de EEUU, se dice que una de las barreras de entrada de la tecnología VR en la educación, es el precio de las gafas de Realidad Virtual. Hablamos de Gafas VR, y sinceramente, creo que no se está diciendo la verdad (por desconocimiento o falta de información). Ya que la diferencia entre unos dispositivos económicos y otros profesionales apenas varían en unos 30 euros, sin embargo, la calidad de los mismos en cuanto a óptica, funcionalidad, prestaciones y usabilidad, no tienen nada que ver. Por otro lado, ambos dispositivos requieren del mismo nivel de calidad y características del terminal móvil o Smartphone, hablando en el entorno Samsung, S6 mínimo. O dicho de otra forma, no se puede confundir un patinete con una moto GT.
Y la pregunta es…qué sentido tiene adquirir unas gafas VR por 10/20 euros vs un dispositivo profesional de 35/50, si el terminal móvil mínimo que necesito será el mismo en ambos casos y el coste final estará entre 300/500 euros?…O estamos hablando de otra cosa?.
No hay atajos a la tecnología, al igual que no hay atajos en la educación. Pero si hay métodos, formas y tecnologías que facilitan el acceso, la comprensión y la práctica de casos y experiencias reales a partir de entornos simulados o virtuales. Al igual que los ordenadores y las tablets entraron en las aulas, la Realidad Virtual y los dispositivos móviles entrarán, pero de otra manera.
No con el afán de sustituir a los terminales antiguos, que ya intentaron sustituir a su vez a los libros, no. Será para definir un nuevo entorno de aprendizaje disruptivo, en donde profesores y alumnos descubrirán experiencias conjuntamente, desarrollaran actividades siguiendo procesos aleatorios e interactuando con distintas tecnologías que facilitaran el acceso a soluciones reales y la compresión global de las actuaciones que se planteen, desde la concepción hasta el desarrollo final o solución. El desarrollo de experiencias, los métodos de trabajo orientados a acciones, la colaboración de equipos multidisciplinares, el manejo de distintas tecnologías para afrontar problemáticas diversas, acercan a los estudiantes a la realidad, pudiendo comprender la relación entre la teoría y su aplicación práctica de una manera más cercana y real.
La realidad virtual en la educación puede aplicarse de innumerables maneras, pero yo las simplificaría en dos: Bien y mal.
Una tecnología que permite desarrollar la creatividad de profesores y alumnos para aportar valor al conocimiento, facilitar el acceso a situaciones de la vida real, que de otra manera seria imposible y muy costoso, comprender las materias en su contexto, interactuar con situaciones reales en entornos virtuales. En fin, afrontar y resolver problemas del mundo real desde un entorno virtual, tan complejos como sean y tan sencillo y divertido como interactuar con un video juego.
Desde SmartEducationLabs, apostamos por la tecnología avanzada, aportando valor real a la comunidad educativa, a partir de buenas prácticas, soluciones avanzadas y metodologías contrastadas, al servicio de la comunidad, contribuyendo así al desarrollo de una sociedad más sostenible, justa e igualitaria.
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Carlos J. Ochoa Fernández ©
Un comentario sobre “¿Real o Virtual?. El nuevo paradigma en la Educación 4.0.”