On the Road Again. 2013 La Nueva Era Digital.

La Edad Contemporánea es ya cosa del pasado, se agotó a finales de la década pasada y la nueva Edad Digital ha entrado en nuestras vidas de una manera sutil pero impactando directamente en todas y cada una de nuestras actividades diarias.

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Y apenas sin darnos cuenta nos encontramos ante un nuevo año, con la misma cara con la que despedimos el anterior y los últimos pasados. Ya en el recuerdo y casi en el olvido. Pero eso sí, repletos de buenas intenciones y promesas incumplidas dispuestos a afrontar el nuevo reto del 2013.

Uno de los ejercicios más habituales y retóricos que hacemos todos por estas fechas, es fijarnos objetivos para el nuevo año. Objetivos que en la mayoría de los casos olvidamos repasar o valorar de una manera crítica y constructiva a la finalización del mismo, con el fin de obtener alguna lección aprendida. Y sinceramente, creo que este ejercicio debería ser previo a fijarnos nuevos retos, que muchas veces son producto de una euforia navideña poco realista y que nos llevará, “una vez más y si el tiempo y la fuerza no lo remedian”, a la frustración y el desánimo. Pero sólo en el caso de que los queramos recordar al final del año.

Este año pasado ha sido realmente complicado en todos los aspectos, especialmente en lo referente a lo social, laboral y económico. Si se me acepta complicado como una acepción optimista de la situación. Y las proyecciones más inmediatas no nos desvelan buenos presagios para los primeros meses del recién iniciado año.

Sin embargo, esto no debe ser óbice para no fijarnos unos objetivos realistas, que nos permitan ante todo, tener una estrategia y actitud personal vital y que nos ayude a crecer más como personas y desarrollar nuestras habilidades excelentes. Esas que sobresalen en situaciones críticas, en las que luchamos contra infinitos factores externos. Con un fin primordial, afrontar con optimismo el camino de la vida y sentirnos a gusto con nosotros mismos en un entorno complejo.

La permanente sensación de insatisfacción, frustración y cansancio ante la situación de crisis prolongada, aumentada por el pesimismo, el mal humor, la desidia o el desencanto, y no nos dispone en la mejor de las situaciones para superar cualquier situación interior o exterior y afrontar el día a día con una misión personal clara. Y esto merma toda nuestra capacidad física y emocional para reaccionar y actuar libremente y con fe ciega en nosotros mismos.

El ser humano ha demostrado a lo largo de su vida y desarrollo, que ha sabido adaptarse y evolucionar en situaciones mucho más desfavorables y complejas que las actuales. Y no es menos cierto, que la situación actual afecta a una parte relativamente pequeña del total de la población mundial. Y sin embargo, un día fue la fuente y origen de la civilización moderna.

Esto me lleva a realizar una reflexión un poco más profunda, evitando quedarme en la mera especulación de la teoría económica capitalista. Quizá deberíamos profundizar más allá de los orígenes y reglas que rigen nuestros modelos de sociedad democrática actual y el modelo educativo (modelo único), basado en una formación orientada a la consecución de un trabajo cualificado y demandado socialmente, orientado a formar personas productivas para la sociedad y no a ciudadanos libres e independientes con capacidad de pensar y elegir libremente y de forma distinta, cambiar las reglas y adaptarlas a las necesidades reales de una nueva sociedad sostenible y moderna. Un cambio de modelo es un cambio estructural en su más amplia magnitud. Esto es, un cambio de era.

Cuando se definió la Edad Contemporánea como el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad, se acotó esta época en su máxima magnitud, al incluir en la definición “la actualidad” como elemento infinito en el tiempo. A lo largo de esta época, hemos vivido en “la actualidad”, en la que se han producido grandes cambios: transiciones demográficas, grandes crecimientos demográficos, aparición de nuevos países emergentes y desarrollados, la generalización del consumo, etc…elevando el nivel de vida de una mayor parte de los ciudadanos del mundo. Pero por el contrario, creando grandes desigualdades e incertidumbres a corto plazo, como el impacto medioambiental y la escasez de los recursos naturales…entre otros.

Y volvemos a “la actualidad”, en donde se nos ancló la definición de Contemporaneidad. En la que se siguen produciendo grandes cambios y cada vez a una velocidad muy superior a la que se produjeron en los siglos pasados. El tiempo se ha convertido en un factor crítico para medir, y evaluar los cambios y su impacto en esta nueva Era Digital.

Esta Era Digital, contemporánea y necesariamente sostenible, se va configurando a través de lo que se denominan Mega-Trends. O lo que es lo mismo, grandes tendencias que afectan a todos y cada uno de los componentes de este planeta, todavía llamado Tierra y que deben velar por la sostenibilidad de un modelo de sociedad global.

Viendo este escenario, al menos a mí y a título personal, no me queda duda alguna de que nos encontramos inmersos en un Nuevo Escenario. Escenario en el que se va diluyendo una vieja Era y se va dibujando una Nueva, en un proceso de transición meteórica hacia la sociedad Digital y en Red. La Edad Contemporánea es ya cosa del pasado, se agotó a finales de la década pasada y la Edad Digital ha entrado en nuestras vidas de una manera sutil pero impactando directamente en todas y cada una de nuestras actividades diarias. En esta nueva Edad Digital, “la red” se ha convertido en el eje fundamental de nuestra actividad para comunicarnos, informarnos, formarnos, desarrollarnos, trabajar, participar, …

Las Mega-Trends de la Nueva Era Digital. Grandes tendencias que cambiarán el mundo en el que vivimos.

He intentado reflejar en el cuadro siguiente, el común denominador de las Mega-Trends definidas por las distintas organizaciones, consultoras internacionales y universidades en sus estudios para el periodo 2020. Analizando el impacto de lo digital sobre cada una de ellas.

1.- Sociedad: Una sociedad que se desarrolla en Red, afectada por los cambios demográficos y nuevos patrones de movilidad

2.- Negocio: Desarrollo de nuevos ecosistemas de negocio y fuerte impacto de la economía del conocimiento

3.- Tecnología: Hacia un mundo digital interconectado con fuerte impacto y dependencia de la convergencia tecnológica

4.- Energía: Fuerte aumento de la demanda por el crecimiento de países emergentes y desarrollo de alternativas y sostenibles

5.- Ciudadanos: Fuerte aumento del envejecimiento, diversidad y globalización. Desarrollo alrededor de grandes ciudades inteligentes

6.- Medio Ambiente: Notable impacto del cambio climático y reciclado de recursos

7.- Tiempo: Gestión inteligente y eficiente del tiempo para anticiparse a situaciones imprevistas, o competir en situación global ventajosa.

Esto, que parece un breve resumen de un guion de película de ciencia ficción del futuro, es el presente inmediato. Para evaluarlo de una manera sencilla y visual, sólo bastaría con echar la vista atrás una década y vez el impacto de los cambios producidos en la sociedad actual a través del mundo de internet, por ejemplo. De todo esto y mucho mas hablaremos y reflexionaremos a lo largo de este año.

En definitiva, tras este ejercicio de recorrido por el tiempo de las cosas intangibles, la metáfora de lo digital y el espacio finito en el que nos desenvolvemos, nos queda poner en valor a “la persona”, el ser humano, a nosotros. Dejando de una vez para siempre de ser “sujeto paciente” a ser “actor libre y principal del presente”.

Buenas noches, buena suerte y mis mejores deseos para esta “Nueva Era Digital” en la que nos adentramos.

Carlos J. Ochoa Fernández ©